Paseo fluvial Miami River, Miami, Florida, EEUU

La vida comienza en las riberas de los ríos, es lógico, es la fuente de agua potable esencial para la vida. Alrededor del Tigris y el Éufrates se tejen 5000 años de historia. Otra gran cultura milenaria, la egipcia, floreció a orillas del Nilo. París creció alrededor del Sena; Londres en las márgenes del Támesis. El renacimiento florentino debe parte de su gran esplendor, no solo a los Médici, sino, además, a su río, el Arno. Miami también comenzó a trenzar su historia desde su fuente de agua, el río Miami que serpentea por parte de la ciudad.

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.El río Miami tal como lo vemos en nuestro diario andar, lo cruzan 12 puentes, la mayoría de ellos levadizos, lo que presta una hermosa vista de la ciudad. También es una de las fuentes de ingreso económico más importantes para el sur de la Florida, pues el 80 por ciento del comercio marítimo con las islas del Caribe, se maneja desde las aguas del río Miami. Algunas estadísticas apuntan que actualmente hay 32 terminales de carga, que generan más de 4000 millones de dólares en comercio, colocándolo como el quinto puerto más importante del estado de la Florida.

La historia del río y su desarrollo tuvo su epicentro, auge y florecimiento a lo largo de lo que es hoy North y South River Drive, en las riberas norte y sur. Hacia 1845 existieron en las márgenes del río una fábrica de almidón y el rancho Ferguson. Cerca de la desembocadura, el Ejército de Estados estableció el primer fuerte militar de la región, Fort Dallas, levantado hacia 1836 y cuyos restos se pueden visitar hoy, junto al parque Lummus. Al lado del campamento militar, se encuentra la más antigua casa que se conserva en el condado Miami Dade. El conjunto histórico se sitúa entre las calles 3, 4 y 5 del North West, y es tan importante e ilustrativo de la pujanza de Miami y de lo que representó, desde el punto de vista militar y estratégico, que aparece asentado en el Registro Nacional de Lugares Históricos.

Si bien el río y sus alrededores siempre han sido importantes, los avances tecnológicos y el uso cada día menor de las vías fluviales para la comunicación, dejaron que la vida y el desarrollo en las márgenes del río fuera decayendo.

De acuerdo con Horacio S. Aguirre, presidente de la Comisión del Río Miami, “tras el auge de la vida alrededor del río en los años 1950 y 1960, el área decayó significativamente en los años 1970 y 1980. Se empobreció la zona, y las luchas entre bandas de narcotraficantes alejaron a muchos de los alrededores”.

Para Aguirre, “en la década del 90 comienza a moverse de nuevo el río, y la comisión ha asumido el control y asesoría de lo que ocurre no sólo sus aguas, sino también en sus alrededores”. El presidente de la comisión apunta que “quienes navegan el río, descubren otro Miami”.

“El corredor del río se ha modernizado, gracias a la comisión creada por el gobierno estatal para revitalizarlo y dragarlo”, apunta Aguirre. En las últimas décadas grupos de inversionistas, interesados en rescatar la vida y la historia del río, consiguieron fondos federales y apoyo de importantes figuras de la política, para iniciar un costoso dragado, con el propósito de eliminar más de 810 000 toneladas de sedimentos acumulados a lo largo de los años en su lecho. Todas estas iniciativas surgieron como parte de la labor de la pujante comisión del río Miami, que cada año en abril, celebra en los alrededores del parque Lummus, el Miami River Day, una fiesta que reúne a las familias, con paseos gratuitos por el río y visitas guiadas por los alrededores, entre otras actividades al aire libre. Es una festividad por el orgullo de una ciudad, sus recursos naturales y su historia.

El Miami River Day.


Una de las grandes atracciones durante el Miami River Day es el paseo en barco. Los visitantes descubren una vista diferente de la ciudad y entran en contacto con la historia de los alrededores. El barco Island Queen, realiza recorridos diarios por la Bahía de Biscayne, pero sólo se adentra en el río durante esta festividad anual, el segundo sábado del abril. Sus voceros destacan que ellos solo navegan el río en fechas muy específicas, no de manera regular. Aunque no descartaron hacerlo en un futuro como un tour local, de momento no está en sus planes. Otro barco con similares características es el Celebration, que también ve más rentable llevar turistas por las casas de los millonarios desde Bayside, que por el río Miami.

Jesús Martínez, un cubano que asistió al Miami River Day por primera vez este año, dijo que quedó asombrado por tanta belleza: “Nunca imaginé que se pudiera ver la ciudad tan diferente y atractiva”; añadiendo: “en 15 años que llevo viviendo en Miami nunca había tenido esta experiencia, es en realidad una vivencia extraordinaria, ojalá que hayan viajes todos los fines de semana para los locales y los turistas que visitan Miami. Los políticos deben estimular eso, es dinero para todos”, concluye.

El río y su historia.

El río Miami tiene apenas unos 9 kilómetros de largo, con 45 metros de ancho y una profundidad de 4.5 metros, pero a pesar de sus pequeñas dimensiones, ha sido fundamental en el crecimiento de la ciudad.

Casi no hay dudas de que sus primeros pobladores fueron los indios tequestas, que se asentaron en las márgenes más próximas a la desembocadura. Se dice que Ponce de León entró en contacto con ellos hacia 1513. En su diario apuntó: “que había arribado a Chequescha”. El hallazgo en 1998 de restos arqueológicos en el área de Brickell, conocido como el Círculo de Miami, vino a reforzar la presencia tequesta en la región.

Hay hasta evidencia de una sorprendente relación de emigración, y ayuda entre los primeros pobladores de Miami con Cuba. Esta nota es elocuente: “Pedro Menéndez de Avilés y sus hombres hicieron el primer desembarco, acreditado cuando visitaron el asentamiento tequesta en 1566. Los soldados españoles, liderados por el padre Francisco Villarreal, construyeron una Misión Jesuita en la desembocadura de río Miami, pero tras la marcha de los españoles, los tequestas fueron abandonados a su suerte con las enfermedades traídas por los europeos, especialmente la viruela, que los diezmaban. En 1711, los tequestas enviaron a un par de jefes locales a La Habana, para preguntar si podrían migrar a la isla. Los cubanos enviaron dos barcos para ayudarlos, pero las enfermedades españolas les volvieron a afectar y muchos de ellos fallecieron”.

En el siglo XX se inició la gran expansión de la región. Flagler trajo el ferrocarril y con ello el progreso. Algunas fuentes señalan que donde hoy se encuentra el puente de la 27 Avenida, hubo una pequeña cascada que fue dinamitada para unir, por canales, los Everglades con el río. Incluso, las embarcaciones con inversionistas y emprendedores llegaron hasta un muelle, en lo que es hoy Okeechobee y Palm Avenue, creando las bases para el futuro desarrollo de Hialeah. Hasta en los alrededores del emblemático Triangle Park, funcionaron en los años 20 unos estudios de cine, donde se hacían películas silentes, lo que indica los aportes que la navegación fluvial proporcionó al desarrollo de Miami, durante la segunda mitad del siglo XIX y todo el XX.

Proyectos de desarrollo y urbanización.


Quizás lo más importante que está ocurriendo en estos momentos alrededor del río, es la construcción de edificios de apartamentos y hoteles, algunos de ellos con terrazas junto a la orilla del río, para hacer más romántica y memorable cualquier velada o evento social, incluso, teniendo en muchos casos los rascacielos del centro como fondo, para realzar el paisaje.

Sin duda la vida, a lo largo de las dos orillas, se ha revitalizado y generado fuentes de trabajo. El Miami River Greenway, es un proyecto que ha dado muy buenos resultados. Ya el río Miami y sus alrededores no constituyen un sitio abandonado y peligroso, sino todo lo contrario, un área verde, dinámica, donde se puede ir a caminar y recrearse, en notables restaurantes de mariscos. Quizás dos de los más antiguos sean Garcia’s y Casablanca, en las proximidades del distrito histórico del río, donde los comensales disfrutan de una buena comida junto a las aguas, viendo pasar barcos de carga o embarcaciones de recreo, y hasta atracar una lancha justo al lado del mismo restaurante para un almuerzo.

Altos edificios tienen vista la río, algunos de reciente inauguración, como el Miami Riverfront, a los pies del puente levadizo de la 27 Avenida. Entre los puentes también levadizos de la 22 y la 17 Avenida, se alzan varias torres, River Oaks, ya ocupadas casi en su totalidad. Estas se encuentran justo al lado del parque Sewell, lo que brinda un ambiente más acogedor al área. La marina Brisas del Río, también en las cercanías de la 27 Avenida, es una de las más movidas y grandes, entre las que se sitúan en el curso del río.

Cerca del renovado puente del Brickell Avenue, los grandes edificios trazan la imagen de la ciudad junto a su río, que allí desemboca. Los lujosos River Front Apartment y Flagler on the River, ofrecen apartamentos aún por ocupar, y hasta anuncian la apertura de un River Oyster Bar, en el área de North River Drive. Edificios de hasta 60 pisos y miles de unidades residenciales, que le darán vida a las vetustas orillas del río, combinando, como ha de ser, lo antiguo y lo moderno, preservándose lo esencial para la historia, y dando paso al porvenir.

El crecimiento urbano y los centros para pasar una noche divertida, conducen a otros restaurantes elegantes, como The Capitan Grill, en la 4 y Brickell; Zuma, cerca del río, en el 270 Biscayne. Los amantes de las ostras tienen casi un exquisito santuario en The River Seafood & Oyster Bar, con música y entretenimiento. Memorable es la visita al Area 31 Restaurant, en el piso 16 del hotel Epic, también en el 270 Biscayne Blvd.

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