Torre de Belém, Belém, Lisboa, Portugal

A orillas del Tajo se erige la Torre de Belém de Lisboa, símbolo de la ciudad.

Está declarada Patrimonio de la Humanidad y su ubicación sobre la antigua playa de Restelo, desde donde partían las carabelas en sus expediciones hacia otros continentes, no es casual.

Fue construida en la entrada del río Tajo en 1.515 como una fortaleza para proteger la entrada al Puerto de Lisboa a través del río. Bajo las órdenes del Dom Manuel Afortunado. Tiene piedra trabajada con motivos sobre los descubrimientos, acompaçados por una cadena de cruces católicas.

En su estructura podemos observar dos elementos principales: la torre y el baluarte. La torre se reparte entre cinco pisos: en los tres primeros se sitúan la Sala del Gobernador, la Sala de los Reyes y la Sala de Audiencias; en el cuarto una capilla y en el quinto se encuentra la terraza de la torre. El acceso al monumento se realiza por el baluarte, a través de una pasarela. Su interior es muy austero; en él podemos destacar algunas esculturas de San Vicente (patrón de Lisboa).

Históricamente, la Torre de Belém era el punto de partida de muchas de las expediciones descubridoras hacia las Indias, Asia, África y América. De allí su importancia en la Era de los Descubrimientos de Portugal.

Este monumento sirve como símbolo a la ciudad de Lisboa y en general a Portugal.

Fue restaurada en numerosas ocasiones y ha servido como armería, prisión, aduana y faro.

Entrar en la Torre de Belém es viajar más de 500 años en la historia, por lo que debe ser una visita obligada para cualquiera que visite la ciudad.

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