Torre de San Sadurniño, Cambados, Galicia

La Torre de San Sadurniño está situada en la Isla de San Sadurniño, en la Ría de Arousa, donde la tierra circundante la protege de las peligrosas olas del Océano Atlántico.

Las ruinas de la torre de San Sadurniño, ocultas en una bahía cerca de las aguas del Océano Atlántico, son uno de los mayores tesoros de la histórica villa de Cambados. Sus piedras recuerdan las batallas con vikingos y otros aguerridos invasores que llegaban para saquear la ciudad. Sin embargo, la Torre de Sadurniño fue también un faro que ayudó a los buques amistosos a llegar con seguridad al puerto.

Hoy en día, sólo una pequeña parte de la antigua torre monumental sigue siendo visible junto a la Ría de Arousa. Se puede acceder a ella por un estrecho puente desde la playa de la Mouta en el barrio marinero de Santo Tomé o, si la marea está baja, se puede llegar incluso caminando.

Según el historiador Caamaño Bournacell la primera fortificación existente en la isla data del siglo X, en la época del obispo de Santiago Sisnando.

Debido a los ataques normandos de los siglos X-XI el conocido arzobispo de Santiago, Diego Gelmírez, adquirió y mandó reconstruir la fortaleza (s.XI), ya que se encontraba en una posición estratégica, controlando la entrada de la Ría de Arousa. En lo alto de la torre se encendía una hoguera para que desde la fortaleza de la Lanzada o las Torres de Catoira fuera vista y así avisar la población de posibles ataques vikingos. Este sistema fue muy empleado en tierras gallegas durante la baja edad media y a buen seguro que sirvió para salvar muchas vidas y poner fuera del alcance de los enemigos el alimento o las riquezas de la población. Luego, en el siglo XIII, pasó a manos del poeta, militar y gran marinero Paio Gómez Chariño de Soutomaior, conquistador de Sevilla para la Corona. Un siglo después, sobre 1467, a consecuencia de la revolución irmandiña la torre fue derribada. Unos años más tarde fue de nuevo reconstruída por el señor d Sobrán y Señoráns, Suero Gómez de Soutomaior, hermanastro del famoso Pedro Madruga.

Grandes personajes históricos como Urraca de Castilla y León, la infanta de Hungría María Gómez, Xoana de Castro o María Ulloa se aposentaron bajo sus muros. Hasta el siglo XVIII estuvo en posesión de los descendientes de Chariño hasta que Martín Domingo de Guzmán y Niño vendió el señorío al primer marqués de Montesacro, Diego de Zárate y Muga quién lo mantuvo hasta la abolición de los señoríos en el siglo XIX. Se dice que hasta hace poco más de un siglo aún se conservaban los cimientos de una pequeña capilla dedicada a la virgen, pero hay quién dice que también se veneraba a San Sadurniño, que sería quién dió el nombre a la torre.

En 1755, hubo un masivo terremoto, el gran terremoto de Lisboa, que dañó toda la costa occidental de la Península Ibérica, y la torre fue dañada una vez más. Nadie decidió repararla después de este evento.

La posesión de los restos de la Torre San Sadurniño aún conservaba cierto prestigio hasta finales del siglo XIX. Más tarde se convirtió en propiedad pública, y ahora es uno de los monumentos más característicos de Cambados.

Hoy en día tan sólo se conservan dos muros de una torre que constaba de tres cuerpos. Se pueden apreciar las dimensiones del espesor de los muros de la torre, así como unas ventanas y lo que más llama la atención que son los restos bien conservados de una chimena en la planta 2ª. Esto y alguna piedra desperdigada en la zona es lo único que ha llegado hasta nuestros días.
Los restos fueron protegidos por Decreto del 22 de abril de 1949 y por la ley de 16/1985 sobre el patrimonio histórico español.

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